Anoche Silvio dijo: …Y es que el morbo con que esperan a que públicamente condene (o no) a mi hijo me recuerda mucho a cuando, después de ahorcado Alberto Delgado —el hombre de Maisinicú—, Cheíto le dice a otro contrarrevolucionario que no lo vio dar soga, y que allí todo el mundo tiene que pinchar y dar soga, y le da una bayoneta para que pinche al colgado. Eso mismito es lo que me parecen, defiendan lo que defiendan. Y es curioso como la contrarrevolución y algunos revolucionarios pasionales coinciden a veces, cosa que hace recordar el viejo axioma de que los extremos se tocan.
Déjenme aclarar, a los que no lo sepan, que yo no doy soga para que me aplauda un circo; que cuando he tenido que decir o hacer lo que sea, lo he hecho porque lo he considerado mi deber, hábito que honro mucho más en privado que en público.